En nuestra niñez y juventud tuvimos la oportunidad de convivir con la naturaleza y, en especial, acercarnos a los caballos. Más de alguna vez experimentamos el vernos pequeños(as) ante su imponente tamaño, tocarlos, montar y cabalgar sintiendo la conexión y libertad, el viento y movimiento; experiencias llenas de emociones y sensaciones que, inevitablemente, crearon un vínculo con estos bellos animales.
La vida nos permitió reanudar dicho vínculo cuando nuestro hijo mayor recibió sesiones de Equinoterapia. En ese momento, pudimos evidenciar las repercusiones positivas que los caballos ofrecen en las distintas áreas del desarrollo humano, tanto a los usuarios como a sus familias. Este fue el punto detonante que inspiró nuestras acciones en un solo objetivo: hacer llegar estas terapias a más personas.
Para lograrlo, nos profesionalizamos en esta área, creamos la logística necesaria para sustentar este proyecto estableciendo las bases de nuestro emprendimiento familiar y, con plena convicción de nuestro propósito, nos establecimos en la Comuna de Santa Cruz con el gran desafío de implementar un Centro de Terapias asistidas con caballos al que hoy llamamos “Centro Terapéutico Equino Colchagua”.